Susurros que matan.
El tiempo pasaba a cuenta gotas, las agujas del reloj seguían su camino interminable e infinito, sin detenerse o realizar una pausar para dejarme respirar un momento. Esmeralda aún no ha llegado, su retraso va más haya de dos horas completas, originalmente ella sólo iba de paseo al supermercado, para comprar los víveres de la cena, pues hoy Víctor y Victoria cumplían un año más de casados.
Ellos llegaran exactamente a las diez de la noche, para ese tiempo Esmeralda y yo ya deberíamos tener todo listo para empezar a comer. Son apenas las seis de la tarde, sé que no debo impacientarme ya que mi novia puede ser un poco lenta en situaciones donde se requiera velocidad, sin embargo no recibir llamadas o mensajes de su parte lentamente comenzó a preocuparme aún más de lo normal.
Tomé con mi mano diestra el teléfono móvil, en seguida marqué el número de Esmeralda esperando obtener una respuesta, no obstante la llamada volvió a trabarse tras seis timbres seguidos. Esto definitivamente no era normal, me volví a sentar en el sofá pensando detenidamente en las posibilidades que pudieron haber ocurrido con mi inocente noviecita.
Primero que nada no creo que se haya perdido en la ciudad, ella conocía a la perfección cada ruta para volver a su casa, tampoco debió salir a pasear por su cuenta, debido a la falta de efectivo que ella cargaba y al plan para esta noche, eso nos deja con posibilidades bastante reales y poco alentadoras. La primera de ellas es la teoría de un posible desmayo, Esmeralda tiene una cantidad de energía mágica enorme, cuya cifra es toda una burla para los límites humanos palpables.
Por ende Esmeralda sufre desmayos constantes a causa de esta misma energía, ya que su cuerpo es incapaz de aguantar una enorme cantidad de poder. La posibilidad de que haya caído desmayada era la más creíble y la que yo esperaba, pero ni siquiera ella se desplomaba durante tanto tiempo, a menos que se encuentre herida o enferma, de todas formas hasta hace poco la chica no había mostrado debilidad alguna en cierta parte del cuerpo, tampoco pude notar heridas sobre su piel.
Aún después de haber sufrido un desvanecimiento Esmeralda ya debería estar en casa, eso nos deja con la posibilidad más temida: La han secuestrado.
No quiero adelantar conclusiones, pero esta es la forma en que alguien suele secuestrar a una persona, hacen que la victima quede incomunicada y luego mandan una llamada para sobornar a los familiares o amigos del secuestrado, mantuve la calma esperando a que algún teléfono sonará. Ir corriendo como loco por toda la ciudad no sería inteligente en este instante, lo mejor era aguardar la llamada del enemigo.
Tras esperar varios minutos mi propio celular comenzó a sonar, el identificador de llamadas rápidamente notó al número de Esmeralda grabado en su interior, contesté con suma precaución para no dar ningún dato deseado.
—No tienes que fingir nada Corazón de Dragón ¿O debería llamarte Pablo Casanova?. —Una voz desconocida y macabra me habló con toda la confianza del mundo, si está hablándome con el celular de Esme eso quiere decir que…
—Bastardo ¡Qué le hiciste a Esmeralda! ¡Cómo sabes mi sobrenombre! —exclamé hablando por teléfono, detrás de la bocina sólo pude escuchar unas cuantas risas desquiciadas y locas. En ese instante tuve un mal presentimiento, la voz lentamente comenzó a suspirar como si estuviese decepcionada con mi reacción.
—Si te refieres a la chica dueña del celular no te preocupes, aún respira, creo, hace poco comenzó a vomitar sangre y liquido espumoso blanco por la boca, yo que tu vengo a verla jajajaja—. No quise creer las palabras que este hijo de puta me decía, no obstante pude escuchar la respiración agitada de Esmeralda desde su propio celular.
—Aún respira chico ¿A poco no es gratificante? Tener una vida tan frágil en tus manos, si quieres verla en ese maravilloso estado te encontraré a las afueras de la ciudad, en el basurero abandonado y no traigas a nadie más, puedo sentir la presencia de los seres vivos con mi aura, si detecto a otro que no seas tu voy a matar a la señorita.
—De acuerdo—dije cortando la conversación. Antes de salir de casa observé mis propias manos, ambas palmas temblaban de miedo y sudaban por los nervios, cada latido de mi corazón se hacía cada vez más doloroso. La persona que más amaba en el mundo estaba en peligro, si no llego a tiempo tal vez jamás volveré a ver su sonrisa todos los días, el sólo imaginar una vida sin ella me hace desear más traerla de regreso a casa.
Fue error mío el no percatarme de un ser sobrenatural en esta ciudad, gracias un descuido Esmeralda se encuentra en peligro de muerte, si el pasado está arruinado entonces tendré que mejorar mi propio futuro.
Salí de la casa que tantas buenas emociones me había brindado, aún puedo recordar la primera vez que vine aquí. En ese entonces era un desconocido, no tenía una familia que me amara, tampoco un motivo para seguir asistiendo a la escuela. A pesar de ser estudiante modelo siempre me hice notar por mi propia soledad, me conocían como el demonio de cabellos rojos, debido a la mirada que dan mis ojos cuando estoy aburrido, mi piel clara y mi estatura medianamente alta me daban una apariencia aterradora, incluso ahora me sigo viendo igual que hace meses, lo único que ha cambiado es la forma en que observo las cosas, gracias a Esmeralda.
Ahora tengo amigos, una familia que me quiere y personas que jamás serán reemplazadas en lo más profundo de mi alma, todo gracias a esa inocente y bella chica, cuya sonrisa logró cautivar un corazón frío y sin esperanzas. Pero si algo malo le pasa a Esmeralda no sabré que hacer, encontrarla muerta y tendida sobre un charco de sangre siempre ha sido mi peor pesadilla.
Por favor, si existe un Dios en este maldito mundo le ruego de todo corazón que la mantenga a salvo y que su hermosa respiración no se detenga. Avancé entre los viejos edificios de la ciudad. El escenario perdía cada vez más brillo de lo habitual, todos los colores desaparecieron, dejando solamente viejas casas abandonadas, cuyas puertas yacían destruidas o arruinadas, no hay personas viviendo en las afueras, de hecho tampoco puedo notar la presencia de asaltantes o indigentes ocultándose en medio de las llantas tiradas por doquier.
Una pequeña brisa golpeó suavemente mi rostro, la maleza se movió hacía la dirección que cantaba el viento, mis cabellos rojos hicieron lo mismo como si se tratase de una danza en armonía con la naturaleza. Sin embargo no vine aquí a pasar un día de campo, por lo tanto comencé a caminar entre los viejos escombros y ruinas antiguas que rodeaban la zona. El aroma a muerte todavía se respira en los alrededores, la razón se debe a la antigua guerra civil que esta ciudad sufrió para exigir un cambio de gobierno, estas casas eran usadas como refugio para civiles o cuarteles, donde los militares heridos llegaban a descansar tras un arduo día de disparos.
No puedo bajar la guardia en un lugar como este, me mantuve atento, mirando a todos lados antes de dar un paso, el silencio que emite este sitio no era para nada agradable, pues me sentí abochornado por la falta de ruido. Mis silenciosos pasos lentamente me condujeron a una avenida principal abandonada, varías casas rodeaban una calle en forma de rotonda, el circulo principal medía casi veinte metros de diámetro. El único alumbrado era la radiante luz de la luna, que penetraba sin obstrucción al centro de la rotonda, a mi alrededor habían muchas ruinas de casas con un sólo piso, todas tenían las ventanas rotas y las puertas destrozadas, sin embargo mi atención no estaba centrada en las casas, sino en la calle misma.
—Finalmente has llegado—dijo un sujeto vestido con un pantalón de mezclilla azul, pude notar su cabello negro y atado usando una cola de caballo, sin mencionar también la camiseta blanca sin mangas que le hacía más espeluznante de la verdad. A primera vista no difería mucho de un asaltante cualquiera, sin embargo la diferencia radicaba en su mirada, esos ojos llenos de furia asesina no son normales, incluso para las escorias más ruines de la calle.
Detrás de él observé a mí amada Esmeralda, ella estaba inconsciente y amarrada a una silla, unos cuantos hilos de sangre caían directo desde su cabeza, para empeorar las cosas no tenía puesta ni la blusa ni su falda, lo único que protegía a Esme del frío era su ropa interior roja.
—Si, ahora ¡Libera a Esmeralda! —exclamé con un tono bastante fuerte, sin embargo el secuestrador no retrocedió ante mis palabras, en vez de ello comenzó a reírse como un psicópata.
—¡Jajajaja! ¿Me estás dando órdenes? —. Sin previo aviso el secuestrador tomó a Esmeralda del cabello, en seguida comenzó a pegarle una serie de bofetadas en el rostro con la mano abierta. Abrí los ojos en par con toda la intención de pararlo, lamentablemente mis pasos se detuvieron en seco al ver una navaja salir de su piel, el cuchillo era de aproximadamente quince centímetros de filo doble y un mango de apenas cinco. Esa cosa salió de la nada, como si su cuerpo fuese una bolsa llena de armas.
—Un paso más Casanova y tu novia morirá aquí y ahora—. No podía hacer nada, las asquerosas y sucias manos de ese desgraciado se paseaban por el inocente cuerpo de Esmeralda, cuya consciencia todavía no regresaba.
—Yo soy al que quieres, Esmeralda no tiene nada que ver con esto—. No quería retroceder ante sus palabras, pero mi presencia ya no causó el mismo impacto que antes, pues nuevamente la navaja se postró frente a Esmeralda.
—Arrodíllate y besa el suelo.
—¡No lo haré! Jamás me inclinare ante alguien como tú, tomar rehenes es lo más deshonroso que puede hacer un guerrero—. Traté de seguir fiel a mis ideales, no obstante mi actitud cambió cuando la navaja penetró sin piedad el abdomen de Esmeralda. De mis ojos varías lágrimas comenzaron a salir, sin pensarlo dos veces me arrodille hasta tocar el suelo con mis labios, la daga entonces dejó de avanzar sobre la piel de mi amada.
—¿En dónde quedó ese honor Casanova? Aún estoy esperando la invocación de esa famosa espada del dragón, cuya leyenda ha traspasado los límites de espacio y tiempo—. No podía parar de llorar, la daga que antes había traído sufrimiento a Esmeralda comenzó a brillar, segundos después ese bastardo desafío las leyes de la lógica, convirtiendo un cuchillo pequeño en una poderosa alabarda de casi dos metros de largo.
—¿Sabes lo que pasará si bajo mi alabarda cierto? No se necesita ser un genio para adivinar una decapitación, jajajaja ¡Trata de salvarla! —. El arma del asesino bajó a una velocidad increíblemente rápida, si algo sé de las alabardas es que el filo pesado que tienen en la punta las hace ideales para decapitar enemigos, la distancia entre nosotros es de casi veinte metros. No sé si pueda salvarla desde aquí, pero de todas formas ¡Debo intentarlo!, si pierdo aquí todo habrá terminado.
Concentré cierta parte de mi energía mágica en los músculos de mis piernas, el arma se dirigía rápidamente contra el cuello de Esmeralda, tengo una centésima de segundo para bloquear su alabarda y rescatar a Esmeralda al mismo tiempo. En menos de un octavo de parpadeo corrí con todas mis fuerzas, al mismo tiempo una espada oxidada apareció en mi mano derecha, el arma tenía el mango color negro con algunas marcas cristianas grabadas por el borde, mientras el filo plateado tenía manchas negras debido a la oxidación y la experiencia en batallas anteriores.
A tan sólo milímetros del impactó logré alcanzar el filo del enemigo, en ese instante dirigí un corte cruzado contra el filo de la alabarda, con toda la intención de bloquear su ataque. Afortunadamente mi golpe dio en el blanco, ya que la alabarda erró su objetivo, desviando su trayectoria cinco centímetros a la derecha. Aproveché la sorpresa del asesino para tomar a mi novia en brazos, en seguida retrocedí a base de saltos sobrehumanos, cuya distancia alcanzaban casi tres metros por elevación.
—¡Esmeralda!, tranquila estarás bien—dije mirando la herida interna que traía en su abdomen, la sangre salía a chorros pequeños, pero no era una lesión que se debiera tomar a la ligera. Inmediatamente traté de hacer presión sobre el coagulo, utilizando los restos de su blusa arrojados por el suelo, enseguida coloqué una venda improvisada sobre su abdomen desnudo, con esto debería detener el sangrado, al menos hasta encontrar ayuda médica profesional.
El asesino se quedó mirando la escena bastante sorprendido, sus ojos rebelaban unas ganas de matar tan grandes que ni siquiera mi odio por él puede rivalizar con eso ahora.
—Nada mal, parece que las leyendas eran ciertas Pablo Casanova, cuando se trata de esa chiquilla te conviertes en alguien diferente, seré breve con las presentaciones, yo soy Steiner y mi apodo es el descuartizador.
—¿No pudiste escoger otro mejor? Ese ya fue usado muchas veces—dije mientras recuperaba la confianza y el valor que hace poco había perdido.
—Por supuesto, pero ¿De qué serviría? Al final no fui yo quien eligió ese sobrenombre, fueron esos bastardos de los paladines, armados con sus ballestas y espadas pensaron que podían atraparme, jajaja ¡Qué patéticos!, ellos jamás entenderán el verdadero terror—. Steiner hizo desaparecer el arma que hace poco había invocado.
Segundos después la mano derecha del asesino comenzó a deformarse, en seguida la forma humana que hasta hace poco tenía se desvaneció hasta convertirse en una bola de gelatina negra, cuyo modelo se fue moldeando hasta imitar la pinza de un cangrejo violinista, la potente extremidad era enorme, medía casi dos metros de alto y sus cuchillas se veían capaces de arrasar con cualquier metal que les pusieran en frente.
—¿Cómo hiciste eso? La técnica de transformación parcial es un hechizo extremadamente avanzado, que ningún hechicero es capaz de dominar, a no ser que haya alcanzado el titulo de mago ¿O estoy equivocado? —pregunté bastante interesado por la misteriosa transformación de su brazo, no cualquiera puede realizar ese tipo de movimientos con un control enorme.
—Si te digo entonces el truco perdería su gracia, lamentablemente aquí no hay espectáculo para ustedes, de la noche a la mañana yo desperté con estos poderes, no hay nada que puedan hacer para detenerme, no pudieron los paladines y tampoco lo harán ustedes—. Steiner movió de un lado a otro su brazo derecho, la imponente pinza se veía bastante aterradora aún a esta distancia. Cargué a Esmeralda a un lugar seguro, mis pasos desesperados la condujeron a un sendero lleno de arbustos, lo suficientemente densos para cubrirla del peligro, su inocente cuerpo temblaba del frío y del miedo, sin embargo esta vez no podré cubrirla con mi cuerpo.
—Estarás bien Esmeralda, despertarás en tu casa, arropada con tu pijama y cubierta por tu mantita—. Sabía que la chica estaba desmayada, no obstante debía mantener la moral en alto. De la nada ese bastardo sacó un hechizo bastante peligroso y para colmo no tenía ni la más mínima idea de cómo detenerlo. Según sus palabras él no conoce la fuente de sus propios poderes, por ende al no tener conocimientos sobre sus fortalezas yo no seré capaz de leer los movimientos que efectué mi oponente.
Se podría decir que la ignorancia personal es el arma más fuerte que tiene Steiner, aunque si es tan ignorante incluso el deberá saber la historia de su propio origen.
—¿Cómo despertaste esos poderes? Sería interesante saberlo, es decir ¿Dices que no recuerdas cómo los obtuviste?, es algo raro, definitivamente no puedo entender la explicación que me ofreces.
—No lo sé, pero te puedo contar el momento en que aparecieron, de la nada, sin ningún aviso y también durante la mejor faceta de mi vida, verás Casanova, lo que yo tengo es algo especial, no sabía nada del mundo sobrenatural y en un solo parpadeo ya poseía estos poderes. Todo comenzó hace ya ocho años, cuando tenía dieciocho como ustedes dos—. El asesino se detuvo un momento para respirar profundamente, sin bajar la guardia obviamente.
Entonces Steiner comenzó a contar la historia más bizarra y aterradora que mis oídos hayan tenido la desgracia de escuchar.
*Interludio: El despertar del diablo*
Durante las vacaciones de verano en el año 2003 todos parecían disfrutar sus vidas, cada estudiante gozaba de muchas formas el descanso bien merecido que se habían ganado. Algunos iban a las piscinas, otros preferían salir a la playa y una minoría se quedaba en casa, sin embargo aquellos con promedios bajos o reprobados debían asistir a clases durante las vacaciones, a este tipo de castigo justo se le llamó: Suspensión de verano, los estudiantes reclutados ahí eran gente con problemas psicosociales, cuyas vidas sólo empeorarían al estar lejos del colegio.
El instituto Valle Alemania albergaba a muchos estudiantes prodigios, por lo tanto apenas había un salón lleno de cuarenta muchachos reprobados en más de dos materias. En medio de las sillas un muchacho se la pasaba dibujando cosas raras en su cuaderno, lo que salía de su lapicero eran señales bastante alarmantes de problemas sociales, una cadena repleta de fuego estaba dibujada en la parte superior de su libreta principal, los otros estudiantes también miraban hacía la ventana, aburridos y esperando el momento del toque para salir corriendo a un mundo libre y sin restricciones.
—Ya me aburrí—dijo Steiner sin poner más atención a las palabras del profesor asistente, el docente era ya un hombre de tercera edad, con canas en toda la cara y una gran cantidad de arrugas en sus manos, vestía una simple camisa blanca y un pantalón clásico alemán, jalado a tirantes con un gorro café, una moda bastante vieja para el mundo moderno.
—Señor Steiner, falta una hora para la salida, siéntese de nuevo—. A duras penas el anciano profesor pudo ordenarle al muchacho, Steiner volvió a sentarse bastante frustrado por no poderse escapar. Después de todo para un joven con todas las materias reprobadas no era de esperarse ese tipo de comportamiento. Una actitud arrogante y problemática eran las primeras cartas de presentación, nadie lo quería, tampoco era entendido por otras personas, sencillamente vivía en su propio mundo, donde sólo él aplicaba las reglas.
La vida de Steiner no era diferente a la de cualquier chico normal, iba a la escuela regularmente, tenía un hogar al cual volver y poca gente en quien confiar, sin embargo durante las vacaciones de verano siempre estaba abandonado, pues nadie quería pasar el verano en un salón de clases, abochornado por el calor y aburrido de las lecciones.
La clase siguió como todos los días suele hacerlo, no hubo ninguna novedad respecto a sus compañeros, cada alumno, tanto chica como chico miraba hacía la ventana con el firme deseo de escapar. Pero nadie, ni siquiera el más sabio entre los sabios, podría imaginarse lo que ocurriría después.
Steiner sintió algo extraño, algunas imágenes bizarras pasaron por su mente, aunque no podía entender el motivo de esas fantasiosas cosas que aparecían sobre su cabeza. Una extraña sensación de seguridad flotó sobre su cuerpo, en ese instante un ligero dolor de cabeza lo invadió, durante ese lapso de tan sólo cinco segundos millones de imágenes trataron de tomar el control de su consciencia, en ellas podía verse a si mismo, con unas extremidades con forma de cangrejo, también apreció algunos movimientos sobrehumanos, cuyas capacidades solamente se veían en las novelas visuales o libros fantásticos.
De repente Steiner se puso de pie, ante la mirada de sus compañeros el muchacho caminó directamente hacía su maestro.
—Profesor ¿Podemos largarnos de una vez?, perder el tiempo no me gusta demasiado.
—¡Guarda respeto y siéntate! —exclamó el profesor, sin darse cuenta del terrible error que había cometido.
Ante este grito el muchacho tomó del cuello al docente, los alumnos gritaron sorprendidos y asustados por esta terrible demostración de fuerza sobrehumana, la mano derecha de Steiner rodeaba la traquea del infortunado maestro, cuyos intentos por soltarse eran nulos.
—¿Qué decías profesor? —preguntó Steiner sin sorprenderse, obtener esa fuerza de la nada ciertamente fue algo bastante sorprendente y aterrador a la vez, sin embargo no hubo sorpresa alguna en sus palabras.
Fue tanta la fuerza del agarre que bastó un apretón ligeramente más fuerte para arrancarle la cabeza al maestro frente a todos sus estudiantes, al ver esta terrible demostración de poder los chicos gritaron asustados, colocándose detrás de sus sillas y formando una barricada defensiva, Steiner miró el cuerpo de su antiguo tutor, su cuerpo se había desplomado hacía el frente y la sangre seguía brotando como fuente desde su cuello.
—Esa fue una buena clase de anatomía profesor, ahora voy a realizar algunas prácticas con mis compañeros—. Los gritos de los estudiantes eran diversos, algunos no eran más que simples “¡AH!”, otros caían en las plegarias religiosas o hechizos falsos, cuyo paganismo era más grande que un billete de dos pesos mexicanos. Un chico alto y fornido, jugador de fútbol americano corrió a toda velocidad rumbo a la puerta, sus movimientos ciertamente eran superiores a los de un chico normal, debido al arduo entrenamiento que su cuerpo realiza para moverse rápido.
Lamentablemente no había forma de escapar. En menos de un parpadeo Steiner se había colocado enfrente de la puerta, su mano derecha lentamente comenzó a transformarse, lo que antes era una mano humana ahora se había convertido en una pinza de cangrejo violinista, en aquella época la pinza apenas medía un metro de largo, pero era lo suficientemente fuerte como para cortar cualquier tipo de metal.
El desafortunado jugador trató de empujar a Steiner, pero el resultado fue devastador: Steiner abrió su pinza mutante hacía el pecho del muchacho, cuando ambos chocaron las dos cuchillas se cerraron como si fuesen tijeras gigantes, cortando en dos al pobre chico. Los gritos no se hicieron esperar, un baño de sangre llenó totalmente las primeras dos filas del aula, la parte superior del torso cayó hacía delante y la parte inferior atrás, la columna vertebral salió volando por los aires, como si fuese un dulce pesado en medio de una piñata mexicana. Los otros estudiantes corrieron hacía el rincón izquierdo, intentando defenderse por todos los medios de la carnicería que aquí se presentaba.
—Escapar es inútil, este salón es un mundo entero, totalmente desconectado del exterior, relájense y disfruten de la clase, ahora sigue educación sexual y para eso voy a necesitar algunas voluntarias.
La pinza de cangrejo se transformó de nuevo, lamentablemente no fue en un brazo en lo que se convirtió, sino en un tentáculo morado, parecido al de un calamar gigante, no sólo fue su mano derecha la que se transformó, también su mano izquierda sufrió la misma transformación a voluntad.
Los dos tentáculos tomaron simultáneamente a dos chicas al azar, la primera era una jovencita alta, de cabellos largos y busto enorme, de las típicas muchachas que se meten cosas al cuerpo para verse bien, pero que en realidad espantan a los muchachos con su maquillaje, la segunda era una metalera desinteresada, tenía poco busto y era demasiado delgada, sus cabellos negros y rostro pintado por maquillaje gótico no podían ocultar el miedo que sus ojos sentían. Ninguna de las dos dijo algo ante ese terrible agarre.
Con fuerza y velocidad los tentáculos desvistieron a las chicas al mismo tiempo, dejándolas totalmente desnudas frente a sus compañeros.
—¡No! ¡Por favor no nos mates! —exclamaron las dos chicas, los otros jóvenes se quedaron en shock. Al estar expuestas las chicas comenzaron a sentir como los tentáculos crudos y fríos se pasaban sobre sus pechos y genitales, estos movimientos eran exactamente los mismos que hacía un hombre cuando deslizaba sus manos sobre un cuerpo femenino.
En seguida los dos tentáculos comenzaron a penetrar los genitales de ambas mujeres, cuyos gritos de dolor se mezclaban con el sucio placer, aquí no había ningún error: Estaban siendo violadas por tentáculos, que demostración más bizarra y cruel.
El proceso de violación duró casi diez minutos, durante ese lapso los tentáculos penetraban y desgarraban los genitales femeninos, como si fuese una verga masculina entrando a una velocidad infinita, la sangre había salido en tal cantidad que ahora era un liquido amarillo lo que salía de sus partes privadas, los pechos de ambas mujeres se pusieron flácidos y suaves, debido a la enorme perdida de jugos internos.
Finalmente ambas armas violadoras dejaron de penetrar sus ya destrozados genitales, posteriormente comenzaron comprimir los dos cuerpos a la vez.
—¡No! Auch, ya no más dolor, por favor, ya no más dolor…—. El castigo inhumano jamás terminó, para terminar de la manera menos humanitaria los tentáculos apretaron tan fuerte a las chicas que al final sus cuerpos se reventaron como globos, por la enorme fuerza de presión efectuada sobre ellas.
Sus órganos, huesos e intestinos salieron disparados por toda el aula, como si fuesen globos de agua reventados por una aguja, esto sólo aumentó el shock en los estudiantes, que ya no gritaban nada, tampoco prestaban atención a las torturas del maniaco asesino.
—Fue excitante ¿A poco no?, así es como se efectúa una violación ¿Alguna pregunta? —. Con mucho descaro Steiner todavía les dirigió la palabra, los pobres muchachos vomitaron del asco, otros sencillamente perdieron el conocimiento, para no seguir viendo estas horrendas imágenes. Toda fuerza u oposición había desaparecido de una vez por todas, los chicos no eran más que cerdos del matadero, esperando su destino inminente y sin ninguna escapatoria.
—¿Qué pasa? ¿Ya no gritan ni se defienden? Así no es divertido, es mejor verlos correr como gallinas asustadas en el matadero a tener estatuas sin sentimientos paradas frente a mí—. Cansado del sufrimiento ajeno Steiner bostezó bastante aburrido, viendo por última vez a sus compañeros, no había remordimiento alguno en sus acciones, tampoco una mínima pizca de bondad, en su lugar habitaba una furia asesina enardecedora.
Sin mostrar una señal varios tentáculos morados salieron del suelo, todos ellos medían casi tres metros de alto y podían aplastar un camión de carga sin ningún problema. En total hubo un número equitativo entre estudiantes y tentáculos, pues cada uno agarró como rehén a un chico o chica del salón.
Nadie pudo defenderse, en menos de dos segundos todos habían sido atrapados, Steiner inclinó su rostro unos cuantos centímetros a la derecha, los jovencitos trataron de buscar una última señal de compasión que salvara sus pobres vidas, sin embargo ese tipo de emoción ya no existía dentro de ese corazón vacío.
—Ha sido un placer estudiar con ustedes, si hubieran sido inteligentes seguramente ya estarían en sus casas, jugando videojuegos o practicando soccer, todos aquellos que están fuera de la escuela son personas productivas y de bien, cuyas vidas serán espectaculares al salir del instituto, pero ¿Qué demonios hacen ustedes?, la razón por la que están aquí no es para ayudarlos, tampoco porque se preocupen por sus futuros, en verdad sólo quieren separar a la mierda de los diamantes ¿Acaso no pueden entender algo cómo eso? —. Steiner no sólo torturó a los muchachos físicamente, sus palabras eran más dolorosas que una puñalada al estomago bien puesta.
Es lamentable ver a la sociedad humana caer tan bajo, recluyendo a las personas cuyas capacidades no son iguales al resto de la gente, esos chicos reprobaron a propósito, pues de todas formas aún con las más altas calificaciones su destino en verano seguiría siendo el mismo. Estar recluido y alejado de la sociedad es demasiado cruel para sus inocentes mentes, por ende decidieron reprobar todas las materias y así tomar el concepto de “castigo” como un sustituto para el aislamiento colectivo.
La única defensa que ellos tenían contra la cruda realidad era la palabra “Niño problema” o “castigo de verano”, con ello fácilmente podían sentirse miembros de la sociedad o personas con déficit de atención. Sin esa barrera ellos no eran más que pequeños pollitos, a merced de una jauría canina.
—Nosotros somos humanos—. Un chico de cabellos negros y aretes en las orejas rompió el silencio, el tentáculo que lo sujetaba decidió soltarlo por un momento, sus pies tocaron el suelo pasivamente, sin hacer ningún escándalo.
—¿Cómo estás tan seguro? ¿Qué te vuelve humano desde un principio? Quizá jamás fuiste una persona y ahora buscas en tu muerte la senda de tu salvación, pues al igual que yo ustedes no tienen una identidad—explicó Steiner mientras caminaba de un lado a otro por el salón de clases. Cualquier sonido del exterior había cesado, los orbes cafés del muchacho perdieron todo su color, sus labios a duras penas podían moverse y al mismo tiempo las sensaciones de su cuerpo cesaron.
El shock mental fue incluso peor que la tortura física de hace unos momentos.
—¿No tienes nada más que decir? —. El asesino tomó del cuello al pobre chico, la fuerza del agarre era tan grande que bastaron sólo tres segundos para decapitarlo sin que ofreciera la más mínima pizca de pelea.
—No es divertido romper juguetes rotos, voy a terminar esto de una vez por todas, nos vemos en el infierno ratas de la sociedad—dijo Steiner antes de elevar sus manos al mismo tiempo, al hacerlo estas se transformaron en dos pinzas de cangrejo violinista, especie que se caracteriza por tener una extremidad mucho más grande que otra, imitando la postura de un violinista antes de un recital.
En ese instante los alumnos corrieron despavoridos hacía la puerta, por un momento los instintos de supervivencia humanos se hicieron notar en una rápida jugada, si algo distinguía a los homo sapiens desde la antigüedad fue la capacidad de agruparse para derrotar oponentes que eran mucho más fuertes que ellos, como por ejemplo los mamuts lanudos o el tigre dientes de sable.
Desgraciadamente la humanidad no ganó esta batalla, segundos después, tras dejar correr y gritar a sus presas Steiner finalmente se colocó frente a sus ex compañeros. Las dos pinzas gigantes se abrían y cerraban repetidamente, cortar en dos a un humano era poco problema para esas armas. En aquel momento sus rodillas se flexionaron al mismo tiempo, las pinzas se abrieron simultáneamente mientras los pobres estudiantes buscaban con desesperación la manera de escapar, aún con la unión grupal de todos los chicos vencer a un oponente sobrenatural era imposible. Ellos no tenían entrenamiento marcial, tampoco conocimientos de hechicería o una capacidad mágica natural, en vez de ello sólo eran humanos con problemas sociales.
Lo que pasó después no fue nada agradable, Steiner se movió a la misma velocidad que un auto de carreras recluido a un espacio pequeño, al mismo tiempo sus pinzas cortaron a todo estudiante que se atravesara en su trayectoria. A esa velocidad y con un espacio tan corto la masacre prometía ser bastante fugaz, pasaron sólo dos segundos y para ese lapso más de veinte alumnos ya habían sido cortados a la mitad.
El proceso fue tan rápido que es imposible describirlo, de un momento a otro los ejecutados ya tenían el torso y las piernas separadas, las pinzas cortaban y trituraban a cada persona sin importar el sexo, nacionalidad o religión. Aquí en este castigo violento todos eran victimas del mismo verdugo.
Cinco segundos después no quedó nadie vivo, los cuerpos de los jóvenes yacían tirados en el suelo, un charco de sangre lentamente se esparció por toda el aula, Steiner miró la escena con una sonrisa, fácilmente se divisaban cadáveres humanos cortados por la mitad, huesos, sangre, órganos, intestinos y partes del cráneo. Cada parte humana aquí presente fue alguna vez miembro de un sistema, sin embargo ahora no son más que desperdicios biológicos sin una función en este mundo.
Que frágil puede ser la humanidad, una vez que nos han quitado el concepto de la vida nuestros restos no pasan a ser más pedazos de tierra y carne, es un destino cruel y despiadado, un ciclo del que no podemos escapar. Steiner llevó ambas manos a su boca, lo hizo tan rápido que sólo alguien con vista de aguila debió haber notado esa rápida secuencia de pasos. El asesino sintió una pequeña molestia en el corazón, incluso el matón más despiadado puede tener una mínima pizca de culpa, Steiner no estaba arrepentido, en vez de ello se veía feliz…
Como si realmente disfrutara de asesinar personas…
*Interludio fuera*
Mis oídos se negaban a escuchar esa historia tan terrible, el bastardo que tengo enfrente es de lo peor que puede existir en este mundo. No sólo se dedicó a matar indiscriminadamente sino que también les quitó la dignidad antes de morir. Seguramente fueron momentos llenos de angustia, saber que jamás serás aceptado en la sociedad no importa que tan duro trabajes, al menos esos chicos debieron de haber muerto sin conocer la verdad, sólo así hubieran podido descansar en paz y no llevar consigo la eterna agonía de la realidad sobre sus hombros.
—Eres un maldito, no puedo creer que hayas hecho esas cosas.
—No me interesa lo que pienses Pablo Casanova, tú y Esmeralda morirán por mis manos, aunque déjame decirte que has tenido mala suerte, encontrarte me resultaba inútil pues la orden y el gremio no tienen poder sobre ti. Cuando iba de salida me topé en el camino con una chica inocente, de cabellos negros y ojos verdes ¿Quién diría que esa chica tan bella sería la novia del gran Casanova? —. Steiner señaló el cuerpo inconsciente de mi novia, ella seguía sin moverse, respirando con mucha dificultad gracias a las heridas.
—Esas manos tan asquerosas y malvadas no merecen tocar a un ángel como Esmeralda, jamás volverás a ponerle esos desgraciados dedos hijo de tu puta madre—dije guardando todos los rencores que le he ganado a este bastardo, Steiner no mencionó palabra alguna, segundos después comenzó a carcajearse sonoramente.
—¡Jajaja!, todas las personas que he asesinado han dicho exactamente lo mismo, pero al final el resultado siempre será el mismo, incluso tu noviecita dijo palabras llenas de valor y esperanza, sus orbes relucían como dos gemas brillantes en la cueva más oscura.
—No sigas, por favor detente…
—Se la pasaba diciendo cosas acerca de una boda y que amaba a su novio, de hecho durante cinco minutos ella dio una pelea aceptable, su grito de batalla era algo como: “¡Lucharé para tener una familia feliz!”, tenía muchos sueños e ilusiones, no obstante hasta la persona más soñadora del mundo cae a las garras de la realidad. Me bastó sólo un golpe para dejarla inconsciente y otros más para hacerla perder el sentido total.
Quería que se callara, pero no fui capaz de silenciarlo. Pero antes de iniciar cualquier estrategia de ataque es necesario determinar el motivo de sus poderes y por lo tanto la manera en que puedo disminuirlos y liquidarlos al mismo tiempo.
Una vez Silver me contó algo acerca de una enfermedad terrible y letal que atacaba a uno de cada noventa millones de personas, su nombre era “Desorden de realidad crónico”, un mal que jamás ha sido estudiado tanto por la medicina o lo sobrenatural. Según la descripción de Steiner esos síntomas son los más importantes a la hora de implementar acciones.
Primero que nada, el cerebro es la parte más importante de nuestro cuerpo, las razones son muchas, por ejemplo al vivir una experiencia extraordinaria esa vivencia se almacena como si fuese un disco duro gigante, que guarda información empírica y científica, en términos simples podemos catalogar al cerebro como una bolsa gigante de información que se va llenando con el paso del tiempo.
En el cerebro se registra cada dato importante, que nos puede servir en un futuro para avanzar siendo miembros de una especie. Todos al nacer tenemos nuestro cerebro en blanco, sin embargo hay ciertas normas que vienen por defecto en cada nuevo individuo.
A estos rasgos determinados se les conoce por el nombre de: “Consciencia colectiva”, es decir, dentro de un plano existencial cada persona piensa igual a pesar de tener distintas personalidades, la razón es simple de explicar: Somos seres diferentes, pero al final seguimos siendo humanos y por ende tenemos normas mentales que nos rigen sin restricción alguna.
El cerebro se rige mediante un concepto de realidad estándar, es decir, los niños sin capacidad mágica nacen con un bloqueo mental, que les asegura una vida normal, a no ser que sean victimas de un destino lleno de mala suerte. Nuestra mente tiene muchas barreras invisibles, ellas nos mantienen a salvo de caer en la locura o la incredulidad, biológicamente hablando cada persona tiene la habilidad de hacer reaccionar la cadena cerebral que ata nuestro desarrollo como hechiceros. Pero los grandes intentos de la Iglesia Católica y el gremio central hicieron que poco a poco la humanidad cayera en retroceso, es decir, en vez de aumentar la capacidad energética la disminuyeron, con ello el uso de la hechicería estuvo restringido a pocas clases sociales.
En estas nuevas reglas nacieron familias de hechiceros por toda Europa, ellas emigraron al nuevo mundo y al continente asiático, con la intención de obtener más miembros, hasta convertirse en sectas que cubrían la mayor parte del globo terráqueo. Al restringir el uso de hechicería su existencia poco a poco fue borrada del inconsciente colectivo, sin embargo quedó como un recuerdo vestigial, para que se entienda mejor, es un factor olvidado por el proceso de evolución, pero que sigue presente en toda la humanidad hasta nuestros días.
Para explicarlo de una manera más detallada pondré un ejemplo: Supongamos que nuestra mente es una puerta que necesita muchas llaves para poderse abrir, cada concepto conocido tiene una llave oculta en lo más profundo del subconsciente principal. Si queremos saber la respuesta a una ecuación química entonces buscaremos en lo más profundo de nuestros recuerdos y archivos la respuesta a esa pregunta tan difícil, depende de cómo hayamos estudiado y memorizado esa respuesta la velocidad de recuerdo será aún mayor.
Cuando vemos algo bastante raro como un acto de ilusionismo nuestro cerebro buscará la respuesta a esa incógnita, si el ilusionista es bueno entonces tacharemos el acto de “Bella ilusión” o “Engaño óptico”, si es malo sólo iremos a catalogarlo como “Falso” y ese tipo de adjetivos calificativos. Eso de debe principalmente a la enorme capacidad mental que tienen los humanos para mantener seguras sus emociones, dentro de un candado mental bien asegurado como es el famoso concepto del “Sentido común”.
Sin embargo ¿Qué pasa cuándo un humano normal observa algo qué jamás ha sido catalogado por el hombre?, la solución es más sencilla de lo que parece. Al no poder encontrar una respuesta en lo más profundo de su memoria, la consciencia colectiva se verá obligada a buscar en los recuerdos vestigiales, una vez ahí encontrar el concepto de “Hechicería” no debería causar mayores inconvenientes. Cuando la persona haya aceptado ese hecho su potencial mágico habrá despertado y estará listo para aprender hechicería formal.
Mi monologo explicó el origen de la hechicería en los humanos, pero a pesar de ello no pudo resolver el misterio de Steiner. Para que podamos realizar hechicería primero debemos ser testigos de un hecho sobrenatural y vivir para contarla, esa es la regla de oro, sin embargo el asesino que tengo enfrente no vio absolutamente nada, pues desarrolló sus poderes sin ningún tipo de avistamiento.
La teoría de la generación espontánea está descartada desde un principio, es imposible que las cosas nazcan a raíz de la nada, debe haber una explicación lógica para tan bizarros poderes. En ese instante las palabras de Silver entraron de lleno a mi cabeza, el desorden de realidad crónico no se había desarrollado tanto en los últimos mil años. Según el propio Silver, las victimas de este raro mal morían a los primeros síntomas, ya sea por un derrame cerebral o exterminados por paladines una noche antes de poder comprender sus poderes.
Este caso es el primero en toda la historia que se desarrolla por más de cinco años y contando, los síntomas descritos por Steiner encajan perfectamente en la patología del síndrome. Por ende podemos concluir que Steiner ha desarrollado a la perfección el desorden de realidad crónico.
Dicha enfermedad afecta la corteza principal del cerebro, donde nuestra mente codifica las señales eléctricas y aplica el concepto de realidad por igual. Esta enfermedad es aún desconocida para la hechicería, sin embargo es capaz de abrir la caja oculta que cada humano tiene resguardada sobre su consciencia, al abrirse sin el avistamiento de un evento sobrenatural la victima puede sufrir una perdida de lo que antes consideraba realidad con la nueva dimensión que se ha abierto frente a sus ojos.
El conflicto de realidades y percepciones, vidas, dimensiones y la delgada línea entre la sabiduría y la locura, todos esos factores son los que contribuyen al desorden de realidad crónica.
—Ya veo, ahora lo entiendo perfectamente, tienes la enfermedad más mortal jamás conocida por el hombre, debería felicitarte Steiner.
—No creo que debas, después de todo considero esta enfermedad como la mejor bendición que los dioses me han dado, antes de tenerla no era más que un marginado social, alguien cuyo futuro era inseguro y aterrador, pero gracias a estas nuevas habilidades finalmente pude darle sentido a mi existencia, si la gente me dice asesino entonces eso es lo que soy.
—Aún así no debiste lastimar a Esmeralda, ella no tiene la culpa de tu enfermedad—. Ahora conozco la capacidad de este bastardo, enfrentarlo usando la espada oxidada será un desperdicio, si quiero ganar necesito poner todo el empeño posible.
—¿Y que harás al respecto?, no temo a tus poderes Casanova Pablo, adelante ¡Saca la espada del dragón! —. Como si le cumpliera un honor de cumpleaños decidí aceptar su petición, la espada oxidada desapareció de mis manos, en seguida un arma aún más brillante la reemplazó.
La espada del dragón hizo acto de presencia, su mango plateado y repleto de diamantes le daba un aspecto bastante lujoso, el filo del arma era una combinación entre rojo y dorado, la mitad del primer color y la otra parte del segundo. Al momento de invocarla todo el suelo comenzó a temblar, la tierra se vio intimidada ante la increíble liberación de poder puro, mis pupilas se tornaron rojas y sentí el cuerpo mucho más ligero.
Muy bien, si ese tipo quiere pelea ¡Entonces eso tendrá!
Steiner transformó sus brazos en dos poderosas pinzas de cangrejo violinista, ninguno se atrevió a dar el primer movimiento, ya que ambos sabemos el terrible potencial que podemos dar. Al no ver reacciones de su parte me tomé la molestia de atacar primero, flexioné las rodillas al mismo tiempo, concentrando toda la energía mágica que tenía en los ligamentos principales del desplazamiento, un instante después me lancé al ataque, elevando mi espada cincuenta centímetros por encima de mi propio cráneo, para luego dejarla caer sobre su hombro derecho.
El corte no tuvo mucho éxito, pues Steiner dio un salto sobrehumano de cuatro metros, en medio del aire pude ver como varias agujas negras salían directamente de sus pinzas. Desconozco por completo el material de esos proyectiles, sin embargo no quiero averiguarlo mediante la experiencia.
Una barrera de energía color café se montó a centímetros de mi cuerpo, las agujas chocaron con el escudo sin mayor problema, tras un bombardero de quince segundos la barrera desapareció al igual que los proyectiles. Aproveché esa oportunidad para contraatacar con una serie de cortes elaborados hacía distintas partes de su cuerpo, desde su tobillo izquierdo hasta el cuello, mi espada se movió a grandes velocidades que desafían todo límite humano existente, sin embargo Steiner se mantenía firme, esquivando cada ataque y corte que lanzaba, nos movíamos tan rápido que era imposible vernos a simple vista, Steiner no tenía tiempo para contraatacar, ya que un error podría causar su muerte definitiva.
Ese bastardo es un peligro para el mundo, si no lo mato ahora quien sabe que calamidades traería en un futuro. Luego de cinco minutos llenos de intensidad retrocedí unos pasos, Steiner a duras penas podía estar de pie, el cansancio en su cuerpo apenas podía ser descrito por palabras. A pesar de ello no intentó escapar o algo parecido, en vez de ello corrió hacía mi dirección, estirando sus dos pinzas al mismo tiempo, una contra mi cuello y la otra sobre los tendones principales del hombro derecho.
Reconozco que esa velocidad es mounstrosa, es increíble que haya logrado esa velocidad en tan poco tiempo, lamentablemente para mí eso no es absolutamente nada, me bastó solo con moverme unos cuantos metros para atrás a una velocidad equiparable a la de un rayo de partículas. Gracias al poder del dragón no tengo la necesidad de respetar las leyes de la física, el moverme a grandes velocidades no significó ningún problema para mi anatomía.
Tras esquivar su ataque me mantuve silente unos momentos, en seguida lancé otro corte horizontal contra su pinza derecha, al estar todavía atacando Steiner no tuvo la oportunidad de hacerse a un lado, por ende mi espada terminó por cortarle la pinza derecha. El dolor que debió sentir debe ser bastante aterrador, pero ahora no es tiempo de lamentaciones, el muñón de brazo que goteaba sangre inmediatamente se transformó en un tentáculo de calamar.
Ahora tenía un brazo derecho con forma de tentáculo y el izquierdo aún con la apariencia de una pinza. Sin bajar la guardia volví a lanzar otro corte bastante elaborado, está vez bajaba con un ángulo de cuarenta y cinco grados, dificultando aún más la evasión del mismo, debido al aumento repentino de alcance que logrará mi espada al completar todos sus grados de inclinación.
Steiner no fue capaz de esquivar mi ataque, la espada del dragón terminó por causarle un severo corte en el abdomen, no obstante eso no fue suficiente para hacerlo caer.
—No he matado gente todos estos años para morir de una forma tan lamentable, jajajaja ¡Eres fuerte Pablo!, pero aún no me has derrotado—. Sin aceptar la inminente derrota Steiner caminó miserablemente, sus pasos lentos denotaban una enorme ferocidad, pero ya no tenía nada con que resguardarla.
—Si tanto quieres morir entonces ven, no voy a darte cuartel.
—Jamás pedí tu compasión, si te mato aquí y ahora podré darle un sentido a una existencia que jamás estuvo recompensada desde un principio—. Supongo que esta será una batalla intensa después de todo, Steiner se lanzó de nuevo al ataque, usando su pinza principal como una guillotina gigante, sólo tuve que moverme unos pasos en reversa para evadir el ataque, en seguida volví a usar un corte de cuarenta y cinco grados, en dirección a su pecho.
Lamentablemente está vez no fui capaz de impactar, pues Steiner golpeó el suelo con su tentáculo, al hacerlo salió despedido varios metros hacía atrás. Al parecer este inútil ha descubierto la forma de escapar a mis letales cortes, si no hago algo este combate puede venirse en contra mía.
Retrocedí varios pasos para ganar algo de distancia entre nosotros, en total logré ganar quince metros de lejanía. Sostuve la espada unos momentos con un poco de dudas, pero luego recuperé la seguridad al recordar el rostro inconsciente de Esmeralda, en ese instante almacené toda la energía del medio ambiente en mi espada, absorbiéndola como si fuese un pararrayos, al mismo tiempo combiné ese poder con mi propia energía mágica.
—¡Corte electrizante! —grité mientras liberaba una poderoso relámpago rojo directamente de mi espada, esa era la combinación de mi energía y la del ambiente, el rayo se dirigía contra Steiner a una velocidad de un mach entero, a pesar del potente ataque Steiner no se atrevió a escapar, en vez de ello bloqueó el rayo usando sus extremidades sobrenaturales como escudo.
Contra todo pronóstico Steiner todavía seguía en pie, sus dos brazos habían vuelto a tener forma humana, sin embargo en sus manos pude apreciar la misma alabarda de hace un momento. No se necesita ser un genio para adivinar lo que sigue, la batalla está terminada desde que mi corte impacto, sin embargo eso no quiere decir que Steiner haya muerto. Abandonando toda esperanza de vivir Steiner se lanzó al ataque, corriendo a la misma velocidad que un coche formula uno.
—¡Te voy a matar! —exclamó el asesino.
—Estas acabado, ¡muerte de la garra negra! —. No me gusta llegar a extremos, pero este sujeto no me ha dejado otra opción, clavé la espada del dragón en el suelo, de inmediato la superficie comenzó a partirse, milésimas de segundo más tarde dos imponentes garras gigantes color negro salieron del piso, cada una medía más de siete metros de altura y estaban compuestas por energía milenaria. Las garras se lanzaron simultáneamente contra mi enemigo, que a duras penas podía moverse para evadir de un lado a otro los agarres de mis nuevas invocaciones.
—Escapar es inútil Steiner ¡Admite tu destino! —. Luego de varios segundos llenos de lucha Steiner sucumbió.
La garra derecha lo había aplastado, sus piernas fueron destrozadas brutalmente, los huesos inferiores parecían pequeñas tiras de plástico, por la enorme fuerza de aplastamiento que mi garra le causó. Ambas figuras desaparecieron al mismo tiempo, dejando a un agonizante Steiner desangrándose miserablemente.
—Jajaja ¿Acaso he perdido?, no puedo perder ahora, estoy tan cerca de mi objetivo, una vez que te mate a ti la puerta a la cuarta dimensión se abrirá, es cuestión de tiempo—. De la nada este tío volvió a sacar un argumento sin lógica.
—¿Qué es la cuarta dimensión?, se supone que eso jamás debe existir, porque las leyes de la física están limitadas sólo a tres dimensiones.
—Aún eres ignorante muchacho ¡No sabes como funciona este mundo!, una persona débil jamás sabrá el intenso valor de los seres con poderes, si controlo tu fuerza la puerta a la cuarta dimensión se abrirá—. Las palabras de Steiner se detuvieron, debido a la sangre que tenía atorada en la garganta.
—La cuarta dimensión, no creo que sea una broma, dime más, quiero saber.
—Jajajaja, tan cerca, tan cerca, tan cerca, tan cera—. El sujeto repitió la misma frase una y otra vez durante cinco minutos, tras esto su cuerpo lentamente comenzó a desaparecer, la sangre derramada sobre los suelos se erosionó como si fuese vapor de agua, todos sus músculos se derritieron como si fuese gelatina en medio del calor, las facciones en su rostro se hicieron irreconocibles. Lo tomé del cuello, esperando que me dijera algo respecto a la cuarta dimensión, sin embargo lo único que agarré fue una masa gelatinosa que se resbaló sobre mis dedos.
—Tu cuerpo no resistió las transformaciones desde un principio, sabias que una herida mortal acabaría con tu vida ¿Por eso me buscabas verdad? —. No obtuve respuesta alguna, al final no quedó absolutamente nada de su verdadera identidad.
—Me dejaste con la duda ¿Qué demonios es la cuarta dimensión? ¿Por qué puedes abrirla si me matas?, me gustaría entender la razón, pero veo que un muerto no puede ofrecerme las respuestas—. De repente un extraño sentimiento de lastima invadió mis sentidos.
La vida de Steiner fue muy mala, limitado desde un principio por problemas psicosociales y luego infectado por una enfermedad crónica, saber que no eres necesario en la sociedad y que jamás serás reconocido por tus acciones debió ser bastante duro para él. Si me pongo en sus zapatos todas las acciones cometidas desde su nacimiento hasta el día de hoy tienen sentido, estar recluido todas las vacaciones para poder guardar una identidad falsa no fue nada sencillo.
El sistema de los humanos a veces puede ser muy cruel, pues los individuos que no pueden adaptarse al entorno usualmente son los más débiles y por ende son excluidos de los demás, porque pueden poner en riesgo la integridad de los miembros más fuertes. Steiner no fue más que uno de los miles de inadaptados sociales que existen en el mundo, supongo que tener poderes de la nada lo sorprendió, al punto de hacerle creer que podía encajar en una sociedad donde nadie lo necesitaba.
Lamentablemente no tenía a nadie que lo apoyara, tampoco alguien a quien proteger, así que finalmente optó por el asesinato de civiles para ser reconocido como un asesino, no importaba que tipo de reconocimiento fuera, una persona desesperada haría cualquier cosa sólo con tener un concepto que abarcase su existencia, en este caso Steiner decidió ser reconocido por el mundo como un asesino loco, sin amor a la vida y con gran odio hacía los humanos.
Nunca sabremos la relación que tenía el desorden de realidad con la famosa cuarta dimensión, sin embargo sólo una cosa es segura: Hay cosas que están ocultas por una razón y a veces la búsqueda del conocimiento puede llevarte a la ruina.
Me puse de pie, dejando todas esas incógnitas en el pasado, Esmeralda todavía estaba inconsciente y con el cuerpo temblando de frío, primero usé mi chaqueta para abrigarla del viento, luego me aseguré de cargarla con mucho cuidado, al mismo tiempo noté como una sonrisa se dibujó en sus bellos labios.
—De nuevo me salvaste Pablo, muchas gracias—. Esmeralda se acurrucó sobre mi pecho, entonces comencé a caminar lentamente, mientras la brisa de otoño refrescaba nuestros sentidos.
—Tenía miedo Esmeralda, miedo de jamás volver a verte, temí mucho por tu seguridad, a mí no me interesa lo que me pase, pero si ese bastardo te habría hecho algo peor yo…—. La chica interrumpió mis palabras con un tierno beso en los labios.
—El pasado se quedó atrás, lo importante es que estamos bien ¿No es así?, anda Pablo, un héroe no debe llorar.
No hice caso a sus palabras, me senté con ella en una banca pública, donde nadie pasaba, posteriormente la abracé, rodeando sus caderas con mis manos, ella correspondió mi abrazo de la misma forma. Varias lágrimas de alegría salieron de mis ojos, estas caían al suelo como si fuesen gotas de lluvia cayendo en el desierto.
—Esmeralda, Esmeralda, Esmeralda—. Repetí su nombre mientras lloraba, realmente soy muy afortunado, porque a diferencia de Steiner yo si tengo a una persona especial, no me importan las dificultades que vengan más adelante, definitivamente voy a proteger a Esme hasta el final.
—¿Recuerdas la promesa que me hiciste cuando te declaraste Pablo? —. Nuevamente Esmeralda me recordó una de las memorias más hermosas de mi vida, naturalmente respondí afirmando con la cabeza.
—Por supuesto, te prometí que no importaba la situación o el enemigo, siempre que tú y yo estuviésemos juntos encontraríamos la manera de buscar la felicidad.
—Entonces ¿Por qué estás llorando Pablo?, no derrames lágrimas mientras estoy viva, en vez de ello quiero verte sonreír, así que por favor, regálame una de las tantas sonrisas que hacen latir mi corazón—. Esmeralda colocó sus manos en mi pecho, las lágrimas dejaron de salir y mi rostro se tornó tan rojo como un tomate..
—De acuerdo, tienes razón jajaja—sonreí mientras afirmaba mi respuesta, al final los dos fuimos capaces de volver a casa sanos y salvos.
Sólo por un momento una idea bastante loca entró a mi cabeza, quizá la cuarta dimensión jamás existió y no fue más que un delirio de esperanza, creado por una persona sin un coeficiente confiable, también existe la teoría del inconsciente colectivo, si todos reconocemos a la cuarta dimensión como una realidad existente entonces la puerta se abrirá para cada persona que así lo quiera.
—Pablo pásame la salsa por favor—. Esmeralda interrumpió mis pensamientos con su inocente voz, en seguida abandoné todas esas babosadas para ayudarle a cocinar.
No necesito saber los orígenes del mundo o las distintas dimensiones que existen dentro de un plano existencial. Yo sólo me conformo con tener a Esmeralda cerca de mí, siempre sonriente, ahora y en el futuro.
Prefiero vivir en una ignorancia feliz, a perder la razón por una realidad intermitente y misteriosa.
FIN.
Espero les haya gustado :33
Hola, hace un tiempo me pasé por tu blog y quería saber si podríamos hablar
ResponderEliminarNada mal Batora enrealidaaaaaad lo leí un poco nomás xD se ve interesante
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